Un comentarista dijo que el cambio de criterio de Piñera, respecto de la termoeléctrica en el norte chico, es una muestra del poder de las redes sociales (Facebook y similares).
Mi impresión es que el riesgo es que Internet lleve a los gobernantes a actuar con populismo, con el afán de congraciarse con la gente.
Y no tiene nada de democrático escuchar la voz de las campañas en las redes sociales, ya que es claro que quienes participan en ellas, en general se mueven emocionalmente y no por análisis racionales o técnicos. Generalmente la masa sigue ciertas tendencias, ciertas informaciones que vienen ya prejuzgadas por ciertos periodistas poco acuciosos (no se si hay de los otros), sin hacer un discernimiento personal.
Contrario a todo eso el gobernante debe ser capaz de mirar más a largo plazo, aunque sea impopular. Naturalmente pedirle a Piñera que sea impopular es un desatino.
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