El pasado miércoles 22 de abril de 2015 el toque de queda con motivo de la erupción del Volcán Calbuco apenas se justificaba. Ayer jueves 23, pasa a ser una soberana estupidez.
El Prefecto de Carabineros de Puerto Montt dijo a Radio Cooperativa el día miércoles:
"No hemos tenido ningún tipo de alteración grave al orden público, no hemos tenido saqueos, no hemos tenido grandes delitos ".
Por otro lado, en Puerto Montt y Puerto Varas no ha caído ceniza, no hay muertos, lesionados, desabastecimiento ni saqueos. Así y todo, la renovaron para el jueves.
El miedo a la crítica política hace tomar medidas irracionales, e inconstitucionales, afectando nuestras libertades individuales.
Si no hay saqueos, producto de algún desabastecimiento prácticamente inexistente, ¿cuál es la razón? El susto de alguna autoridad por lo que pueda hacer el volcán?
Eso no es suficiente.
Es indignante el abuso con nuestras libertades individuales al más mínimo pretexto, con un afán meramente político: que nadie pueda criticar que no se hizo todo lo que se podía hacer, aunque haya excesos. Eso es irresponsable y populista. La impotencia que se siente es similar a lo que sentía en la época de Pinochet, cuando se decretaba estado de sitio y se prohibían reuniones, se silenciaban medios y se conculcaban libertades.
Me pregunto si se atreverían a decretar toque de queda en SANTIAGO por varios días seguidos, en circunstancias que en la ciudad afectada no hay desastre natural alguno: ni cenizas, ni lava, ni destrucción, ni desabastecimiento, ni saqueos generalizados e incontenibles.
Qué distinta la reacción en Argentina: llenos de ceniza, con problemas de abastecimiento de ciertos productos, y a nadie se le ha ocurrido conculcar las libertades individuales. Los argentinos tienen el carácter para impedir que sus autoridades violen sus garantías tan fácilmente. Los chilenos, ya lo sabemos, somos más sumisos.