Hasta el momento no me había pronunciado acerca de la inmunidad de Estado del senador Pinochet, por ser un tema jurídico que no domino, desde que se trata de analizar la legislación inglesa al respecto, en especial en relación a los tratados internacionales que obligan al Reino Unido. Me había referido a otros dos temas: la extraterritorialidad y la extradición.
Pues bien, el más alto tribunal inglés ha resuelto, mediante una sentencia judicial, que el senador Pinochet no posee inmunidad de Estado y suponemos que los sustentos jurídicos de dicho tribunal serán sólidos, como para haber convencido a la mayoría de sus miembros.
Así las cosas, me parece destemplado que se hable que por una resolución judicial alguien pueda decir que se afecte la dignidad o la soberanía nacional. Se ha simplemente denegado una supuesta inmunidad de Estado, que no ha sido reconocida. Por lo tanto, don Augusto Pinochet Ugarte, a los ojos de la ley inglesa, es un particular más, a quien se le imputa un determinado delito. Este es el único efecto inmediato del fallo.
Alguien podrá, tras analizar el texto del voto de mayoría, estar o no de acuerdo con los argumentos jurídicos entregados, pero no ha estado ni está en juego la dignidad de Chile, tal vez la del senador.
Cobra mayor importancia nuestro análisis sobre la extraterritorialidad de la ley penal chilena, consagrada en los Código Orgánico de Tribunales (artículo 6) y Código de Justicia Militar (artículo 3), pues al carecer de inmunidad, los otros países que tienen también normas penales extraterritoriales, podrán juzgarlo.
Si Chile puede juzgar extraterritorialmente, los otros países son soberanos para hacerlo de igual forma.
Cabe destacar que ahora no es sólo España quien piensa hacer uso de sus normas extraterritoriales. Lo mismo ocurre con Francia, Suiza y Bélgica. Probablemente se unirán otros países.
Todos esos países, al igual que Chile, tienen normas extraterritoriales penales y tratados de extradición, y su desconocimiento por parte de los asesores del senador Pinochet, es la razón de haberlo llevado a incurrir en la temeridad de visitar Europa.